Cortocircuito neuronil
>> martes, 30 de abril de 2019
¡Muy buenas! Acaba el mes y por
tanto toca una nueva reflexión, la primera con 33 añitos.
Lo reconozco, lo asumo y ya lo he
asimilado, tengo el “síndrome de la vida ocupada”. Muchas veces mis neuronas
comunican más que cuando intentas llamar a una compañía de servicios para
solucionar una avería. En nuestra sociedad actual el ritmo de vida cada vez es
más intrépido. Todo corre más a nuestro alrededor y siempre notas esa necesidad
de estar haciendo algo, incluso cuando tienes tiempo libre, tienes la necesidad
de “no perder ese tiempo”.
Hasta hace poco ya tenía la
sensación de “no tener tiempo para todo”; y aún teniendo esa impresión, me reorganizo
para tener tiempo para más cosas. Poco a poco vas haciendo, hasta que llega un
día en que abres la agenda electrónica y te aparece un mensaje de “espacio
insuficiente”. ¿Cómo podemos solucionar eso? ¿Qué terapia puede ser la más eficaz?
No sé cual es la solución, pero
nunca me había parado a pensar en que podía tener tantas cosas al mismo tiempo:
estudio de un máster a través de la Universidad online, dos programas de radio,
la preparación de una campaña electoral para las próximas elecciones
municipales, la preparación y constitución de una nueva asociación de
producciones audiovisuales, la asistencia a clases de teatro, el estudio y
realización de pruebas para una promoción interna, la gestión de la declaración
de la Renta de familiares, amigos y compañeros y, por supuesto, mi trabajo, que
absorbe gran parte de la semana y del día. Eso solo es un resumen, sin contar
lo que se va improvisando diariamente.
La verdad es que se suele decir
que el tiempo es oro, pero para mí, el tiempo es algo que puedes coger y
deformar las veces que haga falta. De hecho, ahora mismo he parado las agujas
del reloj para compartir este ratito de no-tiempo con vosotros.
Tic, Tac, Tic, Tac…
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