Tekmor - Capítulo 2. La ciudad de Eloy

>> jueves, 3 de diciembre de 2015

Capítulo 2. La ciudad de Eloy

Hacía cuatro meses que había empezado todo. Su vida había cambiado radicalmente. ¿Un golpe de suerte? ¿Una maldición? No sabía muy bien cómo definirlo. Hasta ese día, ahora imborrable en su memoria, él tenía el control de su vida, ahora es todo una falsa ilusión.

Eloy andaba desorientado por la calle, dándole vueltas a sus pensamientos. Pasaba por esas calles de siempre, donde la misma gente hacía lo mismo cada día. Esos saludos obligados de -¡Buenos días! ¿Cómo se presenta la mañana?- Discursos vacios, saludos automáticos, sin sentimientos y de los cuales esta vez, solo ésta vez, había decidido ignorar; ahorrarse las falsedades diarias para evitar escuchar esos discursos que no le importan, de gente que ni conoce, ni valora. “Todos somos iguales, estamos en la misma mentira”, se preguntaba a cada momento. 

Todas las calles eran parecidas. Grandes avenidas peatonales, llenas de gente en bicicleta y gente dirigiéndose a todas partes, sin prisas. De vez en cuando algún coche eléctrico del servicio de Control irrumpía, para asegurarse que todo seguía como debía y para reparar aquellas cámaras que ya no funcionaban. Todos los locales comerciales y de servicio tenían en sus puertas un mostrador, ofreciendo sus productos a los curiosos y visitantes sin necesidad de tener que entrar en el interior de la tienda. Nunca llovía, por lo que era perfecto poder disponer del producto en plena avenida, llenándola de luz, color y movimiento, como uno de esos mercadillos de domingo que se hacían en la Tierra años atrás. 

La gente vestía con colores alegres, vivos. Ellas presentaban largas melenas llenas de mechas, ellos pelo corto también con toques de color. 

Todo eso ya daba igual, para Eloy ya no tenía sentido. Él lo sabía. Sabía lo que había detrás de todo eso; sabía que por saberlo, su vida iba a complicarse. Hacía apenas unas horas lo había dejado con su novia. Cruz, que así se llamaba, era perfecta. Tenía todo lo que él deseaba. Era lista, alta, corpulenta, unos ojos azules vivos y grandes, una melena morena con toques calabaza, y un sentido del humor perfecto. Era su amiga, su confidente, su cómplice. Alguien en que él creía poder confiar, hasta que la situación empezó a cambiar. 

 Una mañana de Miércoles, Eloy se dio cuenta que alguien seguía sus pasos, que una sombra le acechaba sin saber muy bien por qué. Tras varios intentos de descubrirlo, vio a Cruz escondiéndose. Durante días se fijó que le seguía. Fuera donde fuera, hiciera lo que hiciera, siempre la detectaba oculta, en la distancia. Al principio pensó que podría tratarse de un episodio de celos, y que el control era para evitar que él estuviese con nadie más. Pero tras unas semanas con la misma situación, sabía que había algo más. 

Una noche, tras la cena, Eloy quiso hacer una prueba. Quería descartar algo que temía, que no podía estar pasándole a él, pero solo había una manera de saberlo. Después de fregar los platos, se sentaron en el sofá y él de dispuso a iniciar el juego. 

- Cruz cariño, tengo algo que contarte… - Dijo Eloy – 

Tras una larga pausa incómoda en la que ella no hizo la menor intención de intervenir, él prosiguió. 

- … tras pensarlo mucho, he decidido dejar el trabajo. Soy informático, necesito avanzar en mi profesión y no estar todo el día únicamente contando cuantos chips hay en una caja… 

Tras esas palabras, Cruz se sobresaltó y la frase que dijo, confirmó a Eloy lo que más temía. Cruz había sido transportada

- Cariño – Dijo Cruz – sabes que eso no puedes hacerlo, va contra la Ley, todos tenemos un trabajo asignado, es clave. 

Con lágrimas en los ojos, Eloy no podía creerlo. Habían hablado muchas veces sobre lo injusta que era la Ley, de las ganas de cambiar las cosas y los planes que tenían los dos. Ella era funcionaria del Gobierno, concretamente de la delegación de Control. Cruz era una de esas personas privilegiadas que conoce los secretos de todos los habitantes de la ciudad, y no tan solo de los ciudadanos, también de los gobernantes. Ahora, sin embargo, ha sido transportada. Han vaciado y secuestrado su conciencia, moldeándola al servicio del gobierno. Una nueva robot, o como se les conoce popularmente, una neobot

Cuatro meses de intensa relación, de secretos y confianzas borrados… o lo que es peor, volcados en la base de datos del sistema, del gobierno. Tras mirarse ambos fijamente a los ojos, Eloy se levantó y se marcho a dormir, sabiendo que ella no tardaría en irse tras ser descubierta. A la mañana siguiente, Cruz ya no estaba, no había rastro de ella ni de sus cosas. Tenía la mente confundida, llena de tristeza y apenada. ¿Estoy preocupado por ella o por lo que ellos saben sobre mí?, se preguntaba Eloy. 

Ahora se veía andando sin rumbo por una de las avenidas principales de su ciudad, haciendo caso omiso a los saludos de los ciudadanos hasta que uno de los vehículos eléctricos del servicio de Control se paró delante de él. Tras escuchar su nombre, una inmensa sensación de cansancio y sueño se apoderó de él hasta caer desplomado en mitad de la calle. 

Fin del segundo capítulo

Leer capítulo 1


Aitor Bernal ©Tekmor. 2013-2015.

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